miércoles, 11 de abril de 2012

Abelardo y Eloísa


     Pedro Abelardo nace en el pueblo bretón de Le Pallet, en 1079. Hijo de una familia rica, recibe una buena educación. Será un apasionado de los estudios. Se centra en el campo de la lógica y la dialéctica. Rechazando la carrera militar, con 20 años se traslada a París para poder asistir a su escuela episcopal, la más importante y concurrida de su época. Allí estudia primero retórica, gramática y dialéctica y más adelante, completará sus estudios con aritmética, geometria, astronomía y música. 
Abelardo y Eloísa en el manuscrito
Roman de la Rose (siglo XIII)
Fuente: Wikipedia
     Desde el año 1112 comienza su carrera como docente en las proximidades de la capital parisina, volviendo a ella en 1114 donde triunfará como profesor laico en la escuela catredralicia de Notre-Dame. Con este increíble curriculum, un canónigo de Notre-Dame, Fulberto, lo nombra tutor de su sobrina, Eloísa, cuando ésta tenía apenas 18 años. Abelardo se traslada a vivir con ambos y no tarda mucho en surgir entre alumna y profesor una apasionada historia de amor.
     Los dos amantes son descubiertos por Fulberto, y poco tiempo después Eloísa anuncia a Abelardo que está embarazada. Así, Abelardo decide llevarse a su amada a casa de su hermana, en Le Pallet. Allí se planea el matrimonio para preservar el honor de su amada. En un principio Eloísa se negaba al enlace, ya que él perdería su carrera de docente (tras la reforma gregoriana de 1075 los clérigos debían mantenerse célibes, si no, perderían todos sus privilegios; Abelardo, al ser profesor catedralecio, aunque era laico, tenía que adscribirse a las leyes que regían el mester de clerecía). Finalmente el matrimonio se celebrará en secreto. El hijo que nace de su unión se llamará Astrolabio.
Mausoleo neogótico de Abelardo y Eloísa








     Pero Fulberto no se quedará de brazos cruzados, cuando se entera de que se han casado, hace pública la noticia. Abelardo se ve obligado a envíar a Eloísa al convento de Argenteuil para protegerla de su tío, mientras su hijo queda al cuidado de su hermana. El canónigo envía a secuaces para que lo castiguen. Éstos irrumpirán en la habitación de Abelardo mientras duerme y lo castran. La mutilación no sólo tendría consecuencias físicas, también marcaría el final de la carrera docente de Abelardo. Sus verdugos acabarían recibiendo el mismo castigo que él, siendo aplicada la ley del Talión (ojo por ojo) y además, también les serían arrancados los ojos. A Fulberto se le destierra por dos años de la ciudad de París y todos sus bienes le son confiscados.
     Finalmente Abelardo entra como monje en la abadía de Saint-Denis y Eloísa se hace monja en el monasterio de Argenteuil. Los dos amantes, separados, siguen escribiéndose regularmente cartas de amor hasta la muerte de Abelardo en 1142. Separados en vida, la pareja se vuelve a unir en la muerte: 20 años después de Abelardo, Eloísa muere y es enterrada junto a su esposo. Desde el año 1817 ocupan la misma tumba en el cementerio Père-Lachaise.
      Aquí podeis leer las cartas que se escriben (las cartas propiamente dichas empiezan a partir de la página 26), y aquí teneis más correspondencia, pero en francés.

1 comentario:

  1. Conocía la historia, pero no los entresijos. Estos medievales cada vez me sorprenden más

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