martes, 8 de mayo de 2012

La Revolución de Julio


La libertad guiando al pueblo, E. Delacroix.

   Tras la caída de Napoleón Bonaparte y el primer Imperio, comienza en Francia y el resto de Europa un intento de las monarquías para legitimarse en el poder, este periodo será comocido como la Restauración. En Francia se restituye la monarquía borbónica: primero Luis XVIII (1814-1824), hermano de Luis XVI y seguido por Carlos X (1824-1830). Ambos monarcas no tienen más remedio que acatar algunas de las reformas instauradas durante la Revolución Francesa (monarquía constitucional, parlamentarismo), pero es una monarquía altamente conservadora que había facilitado el restablecimiento de la Iglesia como poder político del Estado. En este periodo el sector monárquico busca borrar todo vestigio de la Revolución Francesa mientras la burguesía trata de reelaborar un programa político y económico favorable, recuperando algunos elementos de la Revolución.

    El reinado de Carlos X está marcado por un claro intento de restaurar el absolutismo. Tras las elecciones a la Cámara Baja de 1830, se enfrenta a una mayoría liberal moderada. Decide disolver la cámara de los Diputados recién elegida y decreta las Ordenanzas de Julio: suspensión de la Libertad de Prensa, nuevos Consejeros de Estado, disolución de la Cámara de Diputados, número reducido de Diputados en las futuras Cámaras, reunión de nuevos Colegios Electorales para septiembre de ese mismo año, cancelación del derecho de enmienda de los diputados y exclusión de la burguesía de las nuevas elecciones. Intentaba asegurarse una mayoría favorable.
La Columna de Julio, en la plaza de la Bastilla


  
      Pero la opinión popular no se hizo esperar, apenas dos días después de las Ordenanzas, la gente salió a las calles en lo que se conoce como la Revolución de Julio o les Trois Glorieuses. En apenas tres días, 27, 28 y 29 de julio, se desarrollan los hechos. La gente se echa a las calles y las barricadas inundan  París. Las fábricas son cerradas y los obreros se unen a las manifestaciones. La consigna "À bas les Bourbons!" (¡abajo los Borbones!) se puede oír por toda la ciudad de París. La Guardia Real se concentra en Tullerías, plaza de la Vêndome y la Bastilla. La multitud se arma con lo que puede: piedras, palos, tejas... Las banderas blancas y doradas de los Borbones son sustituídas por la bandera tricolor revolucionaria (azul, blanca y roja). Se llegaron a levantar hasta 4000 barricadas por toda la ciudad. A las 13:30 del día 29 el palacio de Tullerías sería asaltado. Poco a poco van callendo el palacio del Louvre, el del Obispo y el Hôtel de Ville es capturado. Pocas horas después los políticos liberales entran en el maltrecho edificio y forman un gobierno provisional. Aunque seguiría habiendo algunos focos de enfrentamientos, la revolución había llegado a su fin.

    La Revolución de Julio se extendería por otros países europeos como Bélgica, Holanda, Alemania e Italia. La consecuencia directa en Francia sería el nombramiento de Luis Felipe I de Orleans como rey francés y una Constitución que reconocía de nuevo la soberanía nacional. El Rey ya no lo es de Francia por derecho divino, sino de los franceses por voluntad propia.

    Esta revolución sería rememorada por Eugène Delacroix en el cuadro La libertad guiando al pueblo y por la Columna de Julio levantada en el centro de la plaza de la Bastilla. En esta plaza (que ocupaba  la prisión de la Bastilla hasta ser destruida por la Revolución Francesa) se llevaba planeando la construcción de un memorial desde la Revolución Francesa, pero finalmente será el rey Luis Felipe de Orleans el que en 1833 decida levantar esta columna en recuerdo de la Revolución de Julio. En ella encontramos escrito el nombre de las 615 víctimas que dejaron tras de si las jornadas revolucionarias. 
    También Victor Hugo nos hace una descripción de la Revolución de Julio en Los miserables:

La Restauración había sido una de esas fases intermedias difíciles de definir. Así como los hombres cansados exigen reposo, los hechos consumados exigen garantías. Es lo que Francia exigió a los Borbones después del Imperio. 
Pero la familia predestinada que regresó a Francia a la caída de Napoleón tuvo la simplicidad fatal de creer que era ella la que daba, y que lo que daba lo podía recuperar; que la casa de los Borbones poseía el derecho divino, que Francia no poseía nada.
Creyó que tenía fuerza, porque el Imperio había desaparecido delante de ella; no vio que estaba también ella en la misma mano que había hecho desaparecer a Napoleón. 
La casa de los Borbones era para Francia el nudo ilustre y sangriento de su historia, pero no era el elemento principal de su destino. Cuando la Restauración pensó que su hora había llegado, y se supuso vencedora de Napoleón, negó a la nación lo que la hacía nación y al ciudadano lo que lo hacía ciudadano.
Este es el fondo de aquellos famosos decretos llamados las Ordenanzas de Julio.
La Restauración cayó, y cayó justamente, aunque no fue hostil al progreso y en su época se hicieron grandes obras y la nación se acostumbró a la discusión tranquila y a la grandeza de la paz.
La Revolución de Julio es el triunfo del derecho que derroca al hecho. El derecho que triunfa sin ninguna necesidad de violencia. El derecho que es justo y verdadero. 
Esta lucha entre el derecho y el hecho dura desde los orígenes de las sociedades. Terminar este duelo, amalgamar la idea pura con la realidad humana, hacer penetrar pacíficamente el derecho en el hecho y el hecho en el derecho, es el trabajo de los sabios. Pero ése es el trabajo de los sabios, y otro el de los hábiles.
La revolución de 1830 fue rápidamente detenida, destrozada por los hábiles, o sea los mediocres. La revolución de 1830 es una revolución detenida a mitad de camino, a mitad de progreso. ¿Quién detiene la revolución? La burguesía. ¿Por qué? Porque la burguesía es el interés que ha llegado a su satisfacción; ya no quiere más, sólo conservarlo. En 1830 la burguesía necesitaba un hombre que expresara sus ideas. Este hombre fue Luis Felipe de Orleáns.

 

2 comentarios:

  1. Hali, me parece muy bonita la idea de este blog. Te felicito y animo a continuar. Me atrevo a sugerirte, un seguimiento parisino de la Pardo Bazán....
    http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/emilia-pardo-bazn-cronista-en-pars-1889-0/html/02468b34-82b2-11df-acc7-002185ce6064_8.html#I_0_

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    1. Graciñas Menchu, lo tendré en cuenta, las sugerencias son siempre bienvenidas!

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