La celebración del 14 de julio se
acerca. La ciudad de París ya se está preparando para desfiles y
festejos: la plaza de la Concorde está cortada a los peatones
las gradas preparadas en los Champs Elysees. La fiesta
nacional francesa, también conocida como la fiesta de la Federación,
conmemora la toma de la Bastilla, momento que marca el punto de
inicio oficial de la Revolución Francesa y el final del Antiguo
Régimen.
Pero la Revolución ya se estaba
fraguando desde hacía tiempo. La vida de derroche que llevaba la
corte en Versalles, unido a las crisis agrícolas y financieras del
país, habían hecho que el Tercer Estado (así era como se llamaba a
las personas que no formaban parte de la nobleza ni del clero),
empezara a reclamar una mejor gestión por parte de la realeza.
Inaguración de los Estados Generales, Auguste Couder |
En mayo de 1789 se decide convocar los
Estados Generales, era la 21ª vez que se convocaban en 487 años.
La asamblea estaba dividida por estamentos, el primer estamento era
la nobleza, el segundo el clero y el tercero la burguesía. El
ministro de Finanzas, Jacques Necker presenta los problemas
financieros a los que se enfrenta Francia, dejando bien patente el
grave déficit presupuestario del país. Pero uno de los temas que
más precupaba a los diputados era si los cambios se iban a a votar
por estamento o por cabeza. El voto estamentario favorecía al alto
clero y nobleza, mientras que el voto individual significaría una
victoria para el Tercer Estado, que representaba al 97% de la
población. Ante la imposibilidad de llegar a un consenso entre los
estamentos, el Tercer Estado toma una decisión: invitan a los
diputados del primer y el segundo estamento a que se unan a ellos.
Dos nobles y 147 clérigos aceptan la invitación. Esto provoca un
caos jurídico, los estados se habían unido en una asamblea única
en la que todo el pueblo estaba representado.
Juramento del Juego de Pelota, Jacques-Louis David |
La decisión que toma Luis XVI es
simplemente prohibir la entrada del Tercer Estado en la Asamblea.
Pero ya era tarde para intentar frenar lo estaba a punto de suceder.
Esta nueva formación toma el nombre de Asamblea Nacional y
encuentran un lugar alternativo donde reunirse: la sala de Jeu de
Paume de Versalles. El 20 de junio de 1789 se reúnen y juran no
disolverse hasta dar una Constitución al país, también conocido
como el Juramento del Juego de Pelota. Cuando el rey trata de
disolver la nueva formación, el diputado Mirabeau responde “Estamos
aquí por la voluntad del pueblo y sólo saldremos por la fuerza de
las bayonetas ”. Luis XVI acabará viéndose obligado a ceder e
invita a la nobleza y el clero a juntarse a la nueva asamblea,
formándose así la Asamblea Constituyente. La rebelión
parlamentaria ya está en marcha.
Al mismo tiempo, en la ciudad de París
el malestar va creciendo. El hambre es tal que empiezan los saqueos
de tiendas y almacenes. El detonante vendrá el 11 de julio de 1789,
cuando el rey, intentando frenar las reformas que trata de
implementar la Asamblea Constituyente, decide destituír al ministro
de Finanzas, Jacques Necker (a favor de cambios que beneficiaban al
Tercer Estado). En París empiezan a creer que esta destitución es
el comienzo de un golpe de estado por parte de la parte más
conservadora. En medio de la incertidumbre se alza una voz, subido a
una mesa de los jardines del Palais Royal se encuentra Camille
Desmoulin (un abogado de segunda categoría) armado con una pistola y
gritando:
¡Ciudadanos, no hay tiempo que perder; el cese de Necker es la
señal de la Noche
de San Bartolomé para los patriotas! ¡Esta noche, batallones de
suizos y alemanes tomarán el Campo de Marte para masacrarnos; sólo
queda una solución: tomar las armas!
Los ciudadanos
forman un cuerpo de guardia popular, la Guardia Nacional, pero tienen
un problema, no tienen armas. Se dirigen a los Inválidos a exigir
las armas que tienen allí almacenadas. Allí se les niega la
entrada. Pero al día siguiente, el 14 de julio, unos 40 000
manifestantes asaltan por la fuerza los Inválidos. Allí se llevan
unos 30 000 mosquetes, 12 cañones y un mortero. Así armados, el se
dirigen a la prisión de la Bastilla y asaltan la fortaleza medieval.
En la prisión solo se encontraban siete presos, pero la toma del
bastión lo que realmente es, es un símbolo: el pueblo asediando la
prisión que era el símbolo del despotismo y el Antiguo Régimen.
Asalto a la Bastilla, Jean-Pierre Houël |
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