Tras el golpe de estado
de 1851, el sobrino de Napoleón Bonaparte, Napoleón III, es
coronado como emperador. Comienza su mandato con un proyecto: transformar el París medieval en
una ciudad adaptada a los nuevos tiempos. Inspirado por la moderna
urbe londinense, se propone hacer de la capital francesa un lugar más
cosmopolita, con anchos y amplios bulevares, bajos comerciales y unas
mejores condiciones de salubridad gracias a los nuevos sistemas de
saneamiento. Muchos barrios de París se habían quedado pequeños
para el gran crecimiento que la población había sufrido la ciudad
tras la Revolución Industrial.